Aínsa, en la Comarca de Sobrarbe (Huesca) ha sido incluido recientemente dentro de la Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España.

A pesar de este nombramiento, Aínsa siempre ha sido reconocido como uno de los pueblos de referencia en el Pirineo Aragonés.

Para conocer Aínsa a fondo, es necesario adentrarse en la historia de su villa medieval. Constituida entre los siglos XI y XII, aun se conservan algunos resquicios de esa fortaleza, como las puertas de la iglesia de Santa María.

Fotografía: Ignacio Bareño

La Villa de Aínsa se amplió durante los siglos XIV y XV, donde se construyó la famosa plaza. Aínsa ha sido, históricamente hablando, una villa clave a lo largo de la Reconquista. Así, se establece la leyenda, conocida como la Cruz de Sobrarbe, en la que los cristianos que escaparon de la invasión musulmana se reunieron en la villa en 724 para planificar la reconquista.

De igual manera, Alfonso I “el Batallador concedió en 1124 la Carta Puebla a Aínsa, un privilegio que hasta entonces sólo tenía la Ciudad de Jaca.

Entre los siglos XIII y XV, Aínsa siguió recibiendo privilegios de los reyes, en este caso de carácter comercial, que hicieron de la Villa un lugar muy provechos dentro de la Comarca del Sobrarbe.

Además de su excelente conservación como villa medieval, lo que le ha valido para que su Casco Antiguo fuera declarado Conjunto Histórico-artístico, Aínsa cuenta a su favor con su situación geográfica.

Ubicado sobre un alto de cerca de 600 metros de altitud y en la unión de los ríos Cinca y Ara, se podría considerar perfectamente a esta localidad oscense como el punto clave entre tres entornos naturales bien reconocibles del Pre-pirineo y Pirineo Aragonés: el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, los Cañones y Sierra de Guara y el Parque Natural de Posets-Maladeta.

Este aspecto ha hecho que esta Villa recobre el interés, tras su decaimiento en los siglos XVII y XVIII, gracias al elevado número de turistas que se acercan a Aínsa.